Tamu
© Universidad de Houston
Recreación del volcán Macizo del Tamu
La clasificación de los volcanes más grandes del mundo acaba de ser actualizada. En la primera posición ya no está el Mauna Loa de Hawaii, con sus 3.200 kilómetros cuadrados de superficie, ya que un gigante eruptivo mucho más grande ha sido descubierto en los fondos marinos del Océano Pacífico, a más de 1.600 kilómetros al este de Japón.

El coloso en cuestión se llama Macizo del Tamu, se formó hace unos 145 millones de años y ocupa un espacio de 310.000 kilómetros cuadrados, más o menos la extensión del estado norteamericano de Nuevo México o las islas británicas. Ningún otro volcán de la Tierra se le parece. Es casi tan grande como los volcanes gigantes de Marte, lo que lo convierte en uno de los más gigantescos del Sistema Solar.

Sin embargo, no es la primera vez que se estudian las rocas basálticas de este macizo. El científico William Sager, de la Universidad de Houston y jefe de la investigación, lleva trabajando en este proyecto desde hace 20 años pero solo ahora ha podido probar su tesis. «Se trata de un único volcán y no de un conjunto de ellos. En la Tierra no hay volcanes únicos más grandes o hasta el momento no han sido descubiertos», afirma. Para encontrar una comparación digna, hay que mirar al cielo hacia el planeta Marte, donde se encuentra el Monte Olimpo. Este volcán gigante, que es visible en una noche clara con un buen telescopio de aficionado, solo es un 25% más grande que el Macizo Tamu.

Diferente a todos
Tamu es la parte más grande de la cordillera submarina Shatsky, que se formó hace unos 130 a 145 millones de años por la erupción de varios volcanes submarinos. Solo permaneció activo durante unos pocos millones de años después de su nacimiento. Su cima se encuentra casi 2.000 metros por debajo del océano, mientras que gran parte de su base se sitúa en aguas que están a 6 kilómetros de profundidad.

«Su forma es diferente de cualquier otro volcán submarino que se encuentre en al Tierra y es muy posible que nos pueda dar algunas pistas sobe cómo se pueden formar volcanes masivos», explica Sager. El Tamu Massif tiene una forma muy baja y ancha, «lo que significa que los flujos de la erupción de lava deben de haber viajado largas distancias en comparación con la mayoría de los volcanes de la Tierra».

La investigación aparecerá publicada en la revista «Nature Geoscience».